jueves, 6 de noviembre de 2008

El aroma a mar

A dos semanas de terminar las clases, más los siete exámenes hasta el 23 de diciembre, me pasó algo jodido. Pero antes aprovecho este país de libre expresión y este medio de comunicación escasamente masivo para quejarme con los correspondientes jefes, dueños, decanos, decanas, profesores y por qué no, cuida coches y la señora que atienda la cantina que en mi opinión bebe, de la Universidad de Montevideo.
Yo tengo Navidad, o sea, es decir, voy a salir del último examen y voy a llegar a mi ciudad para el brindis... Qué barbaro, pero bueno, así es la vida. Hay dos cosas sagradas en mi vida: Navidad y "Qué dice la gente", por favor, no me priven de eso.
Para los que se colgaron con Humberto de Vargas, lo importante era lo jodido que me pasó. Estaba en la computadora, 12:30 del mediodía, ventana abierta, buena música, muñeco mateico, y apareció María la señora que trabaja en mi apartamento. Me dijo que si no le importaba que venga a esa hora (en realidad siempre llega a las 14:00), yo le dije que claro que no, y ella me explicó que le quedaba mejor más temprano porque casi todos los apartamentos que limpiaba en el edificio ya estaban sin gente porque a esta altura del año estaban en Punta del Este.


Me liquidó, mentalmente me liquidó. Me cortaron las gambas. Fue como tener que llegar a mi casa de Mercedes, después de casi 350 días, 10 horas antes de Navidad.

4 comentarios:

Tavo dijo...

Entiendo tu consternación y me solidarizo.

Sin embargo, creo que es preferible tener el último examen antes de Navidad, que un 26 o 27 de diciembre, como me sucedió con los exámenes de 5º y 6º de liceo. Eso sí que apesta.

Nacho dijo...

Tendrías que haber invitado a la empleada a tomar un whiskysito, para explicarle q la noche anterior saliste, y para decirle que se vaya a la putísima madre q la parió.

ichazo dijo...

Tavo: sin duda, prefiero lo nuestro de ahora.
Nacho: te dejó tu esposa? jaja.

Anónimo dijo...

sí, por mi