Ni la voz, ni los ojos, ni el pelo. Ni la música, ni los pasos, ni siquiera la gente. Tampoco el perfume. Ni la risa, ni la cara. Ni el escaso diálogo. Sólo las piernas y el jean, que, pronunciado igual, pero escrito de otra forma, provocó amor y locura en otra parte de la ciudad.
Sólo una sensación distinta que me mantiene expectante.
5 comentarios:
Aunque vago, sin duda buen recuerdo....saludos
No sé cuántas veces más voy a leerlo. Me gusta.
Te agradezco. Está basado en hechos reales.
Y qué hechos...
Recuerdo ya no tan vago...
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